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30 de octubre de 2017

Desde hace tres decenios, y de forma creciente a partir de 2011, decenas de miles de personas han sido detenidas en Siria y han desaparecido después sin dejar rastro. Sus familias se ven obligadas a vivir en la oscuridad, sin saber si siguen con vida. Quienes intentan averiguar lo que les ha ocurrido a sus seres queridos corren a su vez peligro.

Un ex detenido sostiene una pieza de tela que se utilizó para catalogar los nombres de las personas que pasaron por el centro de detención.

¿Cómo empezó esta situación?

El gobierno lleva a cabo una campaña generalizada de terror y castigo colectivo contra la población civil en forma de desapariciones forzadas. Desde que estallaron las protestas pacíficas en 2011, el gobierno ha detenido arbitrariamente, torturado e infligido otros malos tratos a un número enorme de personas, muchas de las cuales han muerto bajo custodia.

En Siria, miles de personas han desaparecido sin dejar rastro tras ser detenidas por el gobierno sirio desde 2011. Son las víctimas de desaparición forzada, una situación en la que el Estado o personas que actúan con su autorización, respaldo o consentimiento arrestan o detienen a una persona y después niegan que esté bajo custodia u ocultan su paradero. Aunque la magnitud de los abusoa no se puede comparar con la del gobierno sirio, los grupos armados de oposición también son responsables de desapariciones forzadas, de someter a las víctimas a tortura y otras formas de malos tratos, y de ocultar su suerte o paradero.

Las personas desaparecidas quedan aisladas del mundo, hacinadas en celdas secretas donde la tortura es sistemática, las enfermedades proliferan y la muerte es habitual. Sus familias viven desesperadas, con muy pocas formas, si es que hay alguna, de encontrar a sus seres queridos sin correr riesgos.

Tortura

Ex presos hablan de un ciclo interminable de palizas. En el viaje después de la detención. En tránsito entre centros de detención. Como parte de una “fiesta de bienvenida” de abusos al llegar a una prisión. Y en algunos casos, todos los días por cualquier “infracción” menor de las normas que pueda imaginarse, como hablar o no limpiar sus celdas.

Muchas de las personas con las que hablamos dijeron que las habían golpeado con mangueras de plástico, barras de silicona y palos. Algunas habían sido escaldadas con agua caliente y quemadas con cigarrillos. A otras les aplicaron descargas eléctricas tras obligarlas a estar con los pies en el agua.

Algunas de las técnicas utilizadas son tan comunes que tienen sus nombres característicos. Está la “alfombra voladora”, un tablero plegable en el que se sujeta con correas a la persona boca arriba y se levanta un extremo hasta el otro. O el “neumático” (dulab), en el que se mete a la persona en un neumático de vehículo, con la frente tocando las rodillas o los tobillos, y se la golpea.

Hombres y mujeres han sido violados y han sufrido acoso sexual. También se ha amenazado a mujeres de violación en presencia de sus familiares para arrancar “confesiones”.
Condiciones infrahumanas

Hay personas que sufren problemas mentales agudos debido al hacinamiento y la falta de luz solar. En algunos casos, nos dijeron que podía haber más de 50 personas en una celda de sólo 3 por 3 metros. El acceso a atención médica es escaso o inexistente, y es frecuente que personas presas mueran debido a problemas médicos totalmente evitables.

Este horror absoluto está concebido para quebrantar la voluntad y destruir el espíritu de las personas detenidas. Las que sobreviven quedan traumatizadas psicológicamente y quebrantadas físicamente. A menudo necesitan apoyo médico y emocional intensivo para rehacer su vida.

En la mayoría de los casos, el gobierno sirio niega incluso que las fuerzas de seguridad hayan detenido a estas personas. O se niega a facilitar cualquier información sobre su paradero. Esto significa que muchas personas detenidas están “desaparecidas” –fuera de la protección de la ley–, lo que las hace especialmente vulnerables a abusos.

Si desean más información sobre la tortura, malos tratos y muertes bajo custodia, consulten: Syria: ‘It breaks the human’: Torture, disease and death in Syria’s prisons

Desapariciones forzadas

La campaña de desapariciones forzadas que lleva a cabo el gobierno de Siria desde 2011 parece formar parte de un ataque organizado contra la población civil tanto generalizado como sistemático. La investigación de Amnistía Internacional indica que las desapariciones forzadas en Siria son obra de diversos actores: las cuatro secciones de las fuerzas de seguridad, a saber: el servicio de Inteligencia Militar, los servicios de Inteligencia de la Fuerza Aérea, los servicios de Seguridad Política y el servicio de Inteligencia General (citado a veces como Seguridad del Estado); las fuerzas armadas, y las milicias asociadas al gobierno sirio, incluidas las Fuerzas de Defensa Nacional y las milicias shabiha. Las personas sometidas a desaparición forzada son recluidas en una red de centros de detención de todo el país, que incluye los que están a cargo de las fuerzas de seguridad, cada una de las cuales tiene una sección central en Damasco, así como secciones regionales, municipales y locales; prisiones civiles y centros de detención no oficiales.

"[...] supimos por un ex detenido que Yusef estaba en un departamento de los servicios de Seguridad Política en Damasco. Fuimos al juez para presentarle los documentos sobre su caso. Cuando llegamos, el encargado nos arrojó los papeles a la cara".

Modalidades de desaparición forzada

Amnistía ha hallado que los casos de desaparición forzada suelen pertenecer a tres modalidades principales. En la que afecta a la mayoría de las víctimas de Siria, las víctimas son objeto de desaparición forzada inmediatamente tras su detención o poco después de ella. En la segunda modalidad principal, las víctimas son objeto de desaparición forzada en una fase posterior de su detención, por ejemplo, cuando son trasladadas de un centro de detención a otro o a causa de sucesos externos. En la tercera, las víctimas son detenidas y sometidas a desaparición forzada cuando se dirigen a las autoridades sirias para averiguar la suerte de un familiar que ha sido objeto de desaparición forzada.

La búsqueda de las personas desaparecidas

Las familias cuyos miembros han sido objeto de desaparición forzada tienen pocas opciones para encontrarlos, y esas opciones pueden implicar graves riesgos. Muchas personas sirias han contado a Amnistía Internacional que, como consecuencia de las detenciones y desapariciones forzadas secundarias, han considerado que era demasiado peligroso dirigirse a las autoridades o contactar siquiera con ellas para pedir información sobre el paradero de sus familiares.

Las fuerzas gubernamentales son responsables de la mayoría de los crímenes, incluidos los crímenes de guerra y los crímenes de lesa humanidad, pues someten a decenas de miles de personas a detención arbitraria, tortura y otros malos tratos y desaparición forzada. Sin embargo, los crímenes de derecho internacional y abusos contra los derechos humanos cometidos por grupos armados de oposición han agravado el sufrimiento de la población civil. Los grupos armados que se oponen al gobierno sirio también cometen violaciones graves del derecho internacional humanitario.

La conducta de las partes en el conflicto armado no internacional de Siria, incluidos los grupos armados de oposición, se rige por las normas del derecho internacional humanitario, conocido también como leyes y usos aplicables en los conflictos armados. La finalidad de este derecho, que se aplica únicamente en situaciones de conflicto armado, es proteger a todas las personas que no participan activamente en las hostilidades, sobre todo a la población civil y a cualquier persona herida, que se haya rendido o haya sido capturada, incluso si ha participado previamente en las hostilidades. Su objetivo principal es limitar, en la medida de lo posible, el sufrimiento humano en tiempos de guerra.

Siria es Estado Parte en los Convenios de Ginebra de 1949. El artículo 3 común a los cuatro Convenios de Ginebra, que se aplica a todas las partes de un conflicto armado no internacional como el que tiene lugar actualmente en Siria, prohíbe “el homicidio en todas sus formas, las mutilaciones, los tratos crueles, la tortura y los suplicios”, “los tratos humillantes y degradantes”, “la toma de rehenes” y “las condenas dictadas y las ejecuciones sin previo juicio ante un tribunal legítimamente constituido”. Las violaciones de estas normas —como la tortura o la ejecución sumaria de personas detenidas, sean civiles, soldados capturados o lo que se denomina “infiltrados”– constituyen crímenes de guerra.

Imagen de un hombre en el interior de una celda