Las condiciones de vida de decenas de miles de hombres, mujeres, niños y niñas llegados a las islas del Egeo no cumplen siquiera los estándares más básicos de dignidad o seguridad. Se recluye a menores no acompañados en centros de detención o en calabozos policiales, a menudo en condiciones antihigiénicas y sin ninguna intimidad
En cualquier otra parte del mundo, Europa estaría pidiendo a los gobiernos que mejoraran la situación.
El acuerdo UE-Turquía, que es una política emblemática, ha sido causa de que haya más de 16.000 personas atrapadas en las islas de Lesbos, Quíos, Samos, Leros y Kos, que entre todas sólo tienen capacidad para acoger a 7.450.
Aunque el mecanismo expira en septiembre de 2017, sólo se ha reubicado a 8.162 refugiados, que representan menos del 8% de las 106.000 plazas asignadas del objetivo acordado.
- Los Estados miembros deben dar prioridad al traslado inmediato de personas de los lugares donde viven hacinadas en las islas a centros abiertos del continente que cumplan las norma jurídicas europeas sobre recepción, en vez de presionar a las autoridades griegas para que mantengan a esas personas en la islas en condiciones precarias.
- Los Estados miembros deben comprometerse a redoblar sus esfuerzos por sacar a las personas solicitantes de asilo de los primeros países de llegada, incluida Grecia, dando prioridad a los grupos más vulnerables, con independencia de su nacionalidad, y proporcionando información y apoyo a las personas en la selección del país de destino. Los Estados miembros han de permitir el acceso rápido y eficiente a los procedimientos de reunificación familiar, reubicación y reconocimiento seguro de la condición de refugiado.
- Los Estados miembros deben garantizar que toda persona tienen acceso a protección y a un proceso justo y eficiente de asilo. La UE debe respetar el marco de derechos fundamentales que ha establecido para sí misma y garantizar que la aceleración de los procesos no se hace costa del acceso al asilo.