“El primer ministro húngaro ha sustituido el Estado de derecho por el Estado del miedo (...) La venenosa retórica contra las personas refugiadas está alcanzando unos niveles desorbitados”John Dalhuisen, director de Amnistía Internacional para Europa
investigación llevada a cabo en Serbia, Hungría y Austria y en entrevistas con 143 personasenorme valla más de 600 personas vivían en campamentos improvisadosdevueltas ilegalmentea algunos solicitantes de asilo les habían propinado golpes y patadas y los habían perseguido con perros.a menudo detenidos ilegalmenteLos centros carecen de servicios básicos, y apenas proporcionan educación o actividades para niños y niñas o atención médicahabían sufrido palizas y amenazas de violencia a manos de la policía y los guardias de seguridad del centro