“Amnistía Internacional cree firmemente que Shell sabía que los datos sobre Bodo eran erróneos. En caso contrario, sería escandalosamente negligente, pues les dimos en reiteradas ocasiones datos que mostraban que habían subestimado enormemente los vertidos”, ha declarado Audrey Gaughran, directora de Asuntos Globales de Amnistía Internacional.
“Los informes de estas investigaciones sobre vertidos han engañado a comunidades enteras para que no recibieran la debida indemnización.”
Los documentos judiciales muestran ahora por primera vez que Shell supo durante años que sus oleoductos estaban en muy mal estado y que era probable que se produjeran filtraciones