“Durante semanas, las autoridades cubanas han incrementado las detenciones y acosos para evitar que los activistas de derechos humanos y los disidentes protesten pacíficamente. Se trata de un problema que sistemáticamente silencia a los activistas cubanos en sus propias calles. Durante años, el acoso en el Día de los Derechos Humanos ha sido algo habitual, y esto es totalmente inaceptable”, ha dicho Erika Guevara-Rosas, directora del Programa para América de Amnistía Internacional.
Para intentar reprimir las protestas, es práctica habitual llevar a los activistas detenidos a zonas distantes y dejarlos allí para que regresen por sus medios a sus casas o detenerlos entre una y 30 horas.