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Conmutadas las condenas a muerte de seis profesionales de la salud

Londres.- Amnistía Internacional acoge con gran satisfacción el anuncio hecho hoy de que las autoridades libias han conmutado las condenas a muerte de seis profesionales de la salud, pero añade que esta medida debería haberse adoptado antes y que es insuficiente. Estas seis personas –un médico palestino y cinco enfermeras búlgaras– permanecen en prisión desde 1999 y están condenadas a muerte desde 2004 por infectar presuntamente a cientos de niños y niñas con el VIH.

"Sentimos alivio al saber que se ha puesto fin a la amenaza de ejecución que se cernía sobre los seis profesionales de la salud, pero también decepción porque seguirán en prisión condenados a cadena perpetua”, ha declarado Malcolm Smart, director del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.

“Éste ha sido un caso largo y doloroso para todas las personas afectadas: para el médico y las enfermeras, que fueron condenados a muerte dos veces tras juicios injustos, y también para las familias de los niños y niñas que contrajeron el VIH en el hospital de Bengasi.”  

Amnistía Internacional, que seguirá pidiendo la liberación de los seis trabajadores de la salud, ha afirmado que este caso pone de relieve la necesidad de que las autoridades libias aceleren la adopción de medidas provisionales encaminadas a la reforma del sistema judicial.

“Han de extraerse enseñanzas de este caso para garantizar que nunca vuelva a ocurrir una situación semejante en Libia, tanto por el derecho legítimo de las víctimas a reclamar justicia como por las personas acusadas de cometer los delitos,” ha manifestado Malcolm Smart.

“Las autoridades libias deben garantizar que se aplican las salvaguardias jurídicas destinadas a proteger a las personas acusadas de las reclusiones prolongadas sin cargos y de la tortura, y que todas las personas acusadas reciben un juicio justo.”

La organización ha elogiado la mediación de la Fundación Gadafi para el Desarrollo, encabezada por uno de los hijos del dirigente libio Mu’ammar al-Gadafi, que fue la única institución libia que planteó repetidamente motivos de preocupación sobre los juicios y el trato dispensado al médico y a las enfermeras. Según se ha afirmado, la Fundación ha desempeñado un papel crucial de ayuda a las autoridades libias, a las familias de los niños y niñas afectados y a los gobiernos extranjeros para alcanzar un compromiso político.

Información complementaria
El médico palestino Ashraf Ahmad Jum’a Al-Hajouj y las enfermeras búlgaras Valya Georgieva Chervenyashka, Snezhana Ivanova Dimitrova, Nasya Stoycheva Nenova, Valentina Manolova Siropulo y Kristiana Venelinova Valcheva están recluidos desde 1999. En mayo de 2004, un tribunal los condenó a ser ejecutados por un pelotón de fusilamiento tras declararlos culpables de infectar deliberadamente con el VIH a 426 niños y niñas en el Hospital Infantil de Al Fateh, en Bengasi. Las seis personas acusadas han negado reiteradamente los cargos.

El 25 de diciembre de 2005, el Tribunal Supremo anuló las condenas a muerte y ordenó que los profesionales de la salud fueran juzgados de nuevo, tras observar “irregularidades” en su detención e interrogatorio. El segundo juicio comenzó el 11 de mayo de 2006 ante un tribunal penal de Bengasi y concluyó con la nueva imposición de condenas a muerte el 19 de diciembre de 2006. El 11 de julio de 2007, el Tribunal Supremo de Libia confirmó las condenas. Hoy, 17 de julio de 2007, el Consejo Supremo de Órganos Judiciales ha examinado la causa y, según informes, ha decidido conmutar las condenas a muerte. En virtud de la legislación libia, todas las condenas a muerte tienen que someterse al examen de este Consejo.

Desde que el médico y las enfermeras están recluidos, han muerto de sida unos 56 de los 426 niños y niñas infectados. Aunque se ha creado un fondo internacional, al parecer cuantioso, para ayudar a los familiares y a las personas que tienen que vivir con el VIH/sida, se les ha negado a todos la posibilidad de celebrar un proceso en el que podría haberse determinado la verdad sobre estos trágicos acontecimientos.
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