Las víctimas de las cámaras de tortura uzbekas dependen de Ban Ki-moon para hacer oír sus voces. La agresión sexual de la policía contra la defensora de los derechos humanos Elena Urlaeva debería reforzar aún más su intención de hablarles duramente sobre la tortura.
Amnistía Internacional pedía a Ban Ki-moon en su carta que expusiera el caso de Muhammad Bekzhanov, director de Erk, periódico de la oposición prohibido, quien fue encarcelado injustamente después ser torturado bajo custodia y obligado a "confesar" cargos falsos y que continúa en prisión desde que fue juzgado sin garantías en 1999.