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Alarmante el número de países que burlan el derecho internacional ejecutando a personas por delitos de drogas

© Karl-Josef Hildenbrand/picture-alliance/dpa/AP Images
La pena de muerte sigue utilizándose como herramienta en la denominada “guerra contra las drogas”Al menos 11 países del mundo –entre ellos Arabia Saudí, China, Indonesia, Irán y Malasia– han dictado condenas de muerte o han ejecutado a personas por delitos de drogas en los últimos dos años
“Resulta descorazonador que tantos países sigan aferrándose a la falsa idea de que matando a personas conseguirán de algún modo terminar con la adicción o reducir la delincuencia. La pena de muerte no sirve para hacer frente a la criminalidad o para proporcionar a quienes necesitan ayuda acceso al tratamiento para superar la drogadicción”, ha manifestado Chiara Sangiorgio, experta de Amnistía Internacional sobre la pena de muerte.
muchos Estados justifican el uso de la pena de muerte como manera de hacer frente al narcotráfico o a los problemas causados por el consumo de drogasEn muchos de los países en los que se impone la pena de muerte por delitos de drogas, la injusticia se ve agravada por el hecho de que las condenas a muerte se dictan tras juicios manifiestamente injustos
Ejemplos de países
  • China llevó a cabo más ejecuciones que todo el resto del mundo junto pero, puesto que las cifras sobre la pena de muerte se tratan como secreto de Estado en el país, resulta imposible determinar el número exacto. Basándonos en los datos que se han podido confirmar, se concluye que los casos de personas condenadas por delitos de drogas constituyen una proporción considerable de las ejecuciones llevadas a cabo. En los últimos años, China ha hecho algunos intentos de reducir su uso de la pena capital, por ejemplo reduciendo el número de delitos punibles con la muerte. Sin embargo, los delitos de drogas siguen castigándose con la muerte.
  • Indonesia ha ejecutado este año a 14 personas, todas ellas acusadas de tráfico de drogas. Esto ha supuesto un retroceso para un país que, hace tan sólo unos años, contemplaba poner fin a las ejecuciones, y que se ha esforzado con éxito por conseguir la conmutación de las condenas a muerte impuestas a ciudadanos indonesios en otros países. El uso de la pena de muerte en Indonesia está plagado de errores, ya que los sospechosos son torturados de forma habitual para que “confiesen” o son sometidos a juicios injustos.
  • Irán es el segundo verdugo más prolífico del mundo, superado sólo por China, y en las últimas décadas ha ejecutado a miles de personas por delitos relacionados con las drogas. Sus draconianas leyes respecto a las drogas significan que una persona puede ser condenada a muerte por estar en posesión de 30 gr de heroína o cocaína. Tan sólo en 2015 se han llevado a cabo más de 700 ejecuciones, muchas de ellas de extranjeros y de personas procedentes de entornos socioeconómicos desfavorecidos.
  • El tráfico de drogas se castiga en Malasia con la pena de muerte preceptiva, y las personas halladas en posesión de ciertas cantidades de sustancias ilegales son automáticamente consideradas narcotraficantes. Malasia no hace pública la información sobre las ejecuciones, pero la labor de observación llevada a a cabo por Amnistía Internacional sugiere que la mitad de las penas de muerte impuestas en los últimos años lo han sido por narcotráfico.
  • Las ejecuciones por delitos relacionados con las drogas han experimentado un espectacular aumento en Arabia Saudí en los últimos tres años. En 2014, casi la mitad de las 92 personas de cuya ejecución se tuvo noticia habían sido condenadas por delitos de drogas. El sistema de justicia saudí carece además de las salvaguardias más básicas para garantizar que se protege el derecho a un juicio justo. En muchos casos, las condenas se imponen después de procedimientos injustos y sumarios que en ocasiones se celebran en secreto.

Información complementaria


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