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Wendy Geraldina López: “Denunciar la corrupción no es delito” 

Por Vega Alonso del Val (@VegaAlonsoV), colaboradora de Amnistía Internacional,

Wendy Geraldina López tuvo claro que dedicaría su vida a dar voz a las violaciones de derechos humanos en Guatemala tras sufrir en primera persona discriminación por ser mujer indígena. Un trabajo por el que esta abogada se enfrenta a importantes riesgos.

Actualmente forma parte del equipo de defensa legal de varios operadores de justicia criminalizados en el país, entre ellos, la ex fiscal de anticorrupción Virginia Laparra, encarcelada por un delito de abuso de autoridad tras denunciar la corrupción de un juez. Es considerada presa de conciencia por Amnistía Internacional.

¿Qué os preocupa de la situación de Virginia Laparra?

Su situación jurídica, emocional y su salud. Ella se pregunta por qué está en la cárcel, y eso le hace daño. Además, ve cómo su salud está empeorando, está muy triste y deprimida y las visitas se han reducido. 

Wendy muestra las fotografías de Claudia González y Virginia Laparra. © AI

¿Y a nivel jurídico?

Hasta la fecha no hay una estabilidad y tampoco se dan las condiciones para continuar con los dos procesos que tiene. Es injusto, ilegal y arbitrario. En la ciudad de Guatemala tenemos una sentencia condenatoria de cuatro años de prisión conmutables. Hemos presentado recursos de apelación y casación, y hemos pedido que continúe enfrentando el proceso desde su casa. Sin embargo, no hay disponibilidad por parte del Estado para conocer el caso de Virginia. Es inexplicable que nadie quiera conocerlo, pero por otra parte, dentro del contexto de corrupción de Guatemala, se comprende. Quién va a querer decir que Virginia está detenida injustamente. Pero ella es abogada, no una criminal.

A lo largo de este proceso jurídico ha habido irregularidades. ¿Cuáles?

En primer lugar, denunciar a un juez no es delito. En segundo lugar, no se ha respetado el proceso jurídico. En tercer lugar, ser defensora de derechos humanos, luchar contra la corrupción y contra la impunidad no te hace enemigo político ni opositor del Estado. Sin embargo, el Estado sí nos da esa calidad. Y en este sentido, también se han vulnerado derechos de Virginia.

¿Cuáles son los siguientes pasos?  

El objetivo es demostrar su inocencia. Estamos tratando de hacer todo lo posible, lo que incluye acciones en la Corte Suprema de Justicia, en órganos nacionales e internacionales.

Wendy Geraldine López. © AI

Está recorriendo varios países europeos para dar a conocer esta situación

En Guatemala alzar la voz y denunciar injusticias es ser opositor. Entonces, ¿cómo confiamos en una Corte Suprema de Justicia, en los jueces, en el Ministerio Público, cuando sabemos que están a disposición de otras personas? En lugar de protegernos, nos vulneran aún más. Entonces, ¿qué nos queda? Gritar, hablar de que nosotros, y Virginia, en este caso, no es una delincuente. Al contrario, denunciar no es delito. Como ciudadanos estamos obligados a denunciar cualquier acto en donde pudiera haber convicción de un delito. Eso fue lo que hizo Virginia y no es justo que esté en prisión por denunciar a un juez corrupto.

¿Denunciar la corrupción tiene un precio en Guatemala?

Exactamente. El precio es silenciarnos, la persecución, la muerte o el exilio. A Virginia le ha tocado persecución y el encarcelamiento. A otros muchos, el exilio, y a otros la muerte, una muerte física o civil. Estar en prisión es eso. Virginia tiene a su familia a más de 150 kilómetros de distancia. Está recluida en un centro de detención de máxima seguridad de militares. Sus visitas son limitadas y no ha tenido las condiciones para enfrentar su proceso justamente.

En este silencio del que hablas, también hay otra compañera encarcelada: Claudia González

Ella y yo formamos parte del equipo de defensa de Virginia desde febrero de 2022. Claudia fue representante de la extinta Comisión Internacional contra la Impunidad Guatemala, mecanismo de la ONU contra la corrupción. Aquí presentó un proceso contra la magistrada de la Corte Suprema de Justicia, Blanca Stalling, por corrupción. El año pasado se cesó este proceso y la magistrada, que se siente con mucho poder, empezó un ataque contra las personas que promovieron su detención. Obviamente, eso afecta a Claudia por denunciar sus actos de corrupción. En agosto fue detenida y acaba de ser enviada a prisión preventiva tres meses en teoría, pero nuestro temor es que pase como en el caso de Virginia. No sabemos qué puede pasar. En agosto fue detenida y acaba de ser enviada a prisión preventiva tres meses, pero no sabemos qué puede pasar. La persecución de los abogados de derechos humanos es un patrón que se repite. Yo también tengo una denuncia. 

¿Por qué?  

Por defender a Virgina. El 3 de enero en una audiencia de primera declaración, la jueza indicó que el proceso debía estar bajo reserva (que no puede conocerse por terceras personas), sacó a todos los medios de comunicación de la sala, y quería sacarme a mí también. Yo me quedé e indiqué que su resolución no estaba conforme a derecho pues yo tengo una calidad especial como abogada defensora. Además, se estaría violando el derecho de Virginia a ser defendida. Al final, tuve que salir por evitar problemas, pero por haber dicho lo que dije, la fiscalía y la jueza ponen una denuncia en mi contra por desorden público y desobediencia.

Después de la denuncia y conociendo lo que ha pasado con Virginia y Claudia, ¿tienes miedo de que pase lo mismo contigo? 

Hay momentos de cierto temor por lo que te pueda pasar porque ya sabes cuáles son los patrones. Pero por otra parte, no quiero que callen mi voz por justicia social. Como abogadas creemos que estamos haciendo lo correcto. Luchar contra ese sistema corrupto está siendo difícil, pero ahí estamos con todos los ánimos de no apagar la voz y pidiendo ayuda, como el apoyo de Amnistía Internacional. 

¿Qué se debe cambiar para que se respeten los derechos humanos en el sistema de justicia en Guatemala?

Actualmente tenemos Cortes, jueces y magistrados que han salido electos de un proceso corrupto. Tenemos a una fiscal general que está a las órdenes de ciertos actores corruptos. Tenemos a un gobierno que dice que la presencia de embajadas y de medios internacionales es injerencia al país. Tenemos que revivir la democracia que en algún momento se vivió. Necesitamos la elección de cortes limpias que puedan hacer efectivo el deseo de justicia. Por ello, hay una esperanza en el nuevo gobierno. No va a cambiar el país de un día para otro, pero habrá oportunidades para que las misiones internacionales puedan llegar a verificar la situación de los derechos humanos o podremos denunciar sin temor a represalias y tener acceso a un juicio justo para las personas defensoras encarceladas. 

Imagénes de Claudia González y Virginia Laparra. © AI

Muchas veces pasan años sin alcanzar justicia. ¿Le genera frustración?

A veces. Acompaño a operadores de justicia, pero también casos de mujeres y pueblos indígenas que están siendo perseguidos. Por vivir donde viven se les acusa de usurpar la tierra. Sin embargo, la hidroeléctrica que tiene a su lado es intocable. Eso es corrupción. Defender a estas comunidades es muy importante para mí porque yo también viví eso: discriminación, racismo, falta de acceso a educación. Hablamos de pueblos que han sido históricamente callados, oprimidos, esclavizados, y que hasta el día de hoy no han tenido una justicia social que vele por ellos. 

¿Qué es lo más difícil de su trabajo?

La separación cuando tengo que viajar a otros lugares por la necesidad de estar allí cerca. Sé que estoy haciendo mi parte por acá, pero también sé que no deberíamos estar viviendo estas injusticias, ni Virginia, ni nadie.

¿Qué supone el apoyo de AI en estos casos?

Agradezco el apoyo y todo lo que se está haciendo porque gracias a las campañas el caso de Virginia ha sido muy visible. Ella también me ha trasladado su agradecimiento porque probablemente sin este trabajo no tendríamos la oportunidad de hablar de lo que realmente está pasando en Guatemala. La esperanza es la justicia. La esperanza está en que Virginia sea declarada inocente y pueda ser libre.

¿Qué mensaje quieres transmitir a la sociedad y autoridades europeas?

A nivel social, que tenemos un problema en Guatemala, que necesitamos que se sepa lo que estamos viviendo: autoritarismo, injusticias sociales, políticas, etc. y que estamos, como la mayoría de la población que defiende derechos humanos, en peligro. A las autoridades europeas pedimos que vayan y vean lo que está pasando en Guatemala. Además, los colegios de abogados del mundo pueden cuestionar al de Guatemala, que no nos ha defendido y nos ha dejado solos. Son parte del sistema. 

¿Por qué te hiciste abogada y defensora de derechos humanos?  

Porque a mí misma me costó mucho tener acceso a mis derechos. Viví discriminación y racismo; y me duele mucho que mis padres no hayan podido tener acceso a educación. Mi padre fue víctima del conflicto armado interno y tampoco puedo olvidar lo que él vivió. Ser víctima de ese racismo y de estas situaciones te hace crecer con mucha conciencia social y saber que esas violaciones nunca se debieron haber dado. No quiero que se repita. Por eso estoy trabajando para que otros tengan derecho a acceder a sus derechos fundamentales. Y sé que defender los derechos humanos trae como consecuencias todo esto que estamos viviendo, pero he aceptado el riesgo.

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