Hasta 200.000 “mujeres de solaz" fueron convertidas en esclavas sexuales por el ejército japonés antes de la Segunda Guerra Mundial y a lo largo de ella. Setenta años después del final de la guerra, la fotógrafa estadounidense Paula Allen recuerda a las supervivientes que conoció en 2005 en Corea del Sur y Filipinas.
Lola Maxima.
“Después del primer soldado vinieron dos más. No me daba ya cuenta de lo que pasaba; estaba muy débil [...] entones no tenía aún la menstruación”. Fidencia David (Lola Piding), de 77 años (en 2005), Manila, Filipinas. © Paula Allen
Sus voces y sus cuerpos hablaban al unísono
responsable de campañas de Amnistía Internacional Suki Nagra, House of Sharing,Virginia Bangit (izquierda), de 81 años (en 2005), una de las Malaya Lolas (“Abuelas de la Libertad") de Mapanique, Filipinas. © Paula Allen
Abrir la puerta a otras mujeres
Kim Hak-soon,“No podía quedarme embarazada. No podía ni pensar en tener un bebe; tenía enfermedades que afectaban a mi capacidad para tener hijos. © Paula Allen
Setenta años y esperando aún justicia
"mujeres de solaz",informe de 2005 de Amnistía Internacional